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La ablación por radiofrecuencia es una opción terapéutica para el cáncer de riñón. Utiliza el calor producido por ondas de radiación de alta frecuencia para matar las células del cáncer (Fig. 1).

Estas ondas de radiación alcanzan el tumor a través de una aguja. Habitualmente la ablación por radiofrecuencia se realiza a través de la piel, y el médico utiliza la ecografía o una TC para guiar la aguja. Se suele realizar una biopsia antes de comenzar el tratamiento, con la intención de conocer el subtipo de tumor. Para este procedimiento se suele utilizar anestesia local, aunque en algunas ocasiones se precisa anestesia general. La ablación por radiofrecuencia se puede llevar a cabo también mediante cirugía laparoscópica o abierta.

Su médico puede proponerle el tratamiento mediante ablación por radiofrecuencia si usted tiene un tumor pequeño (menor de 4 cm), y la cirugía no es una buena opción para usted. Esto puede ser debido a su edad o alguna enfermedad que pueda hacer que la cirugía sea más peligrosa.

La ablación por radiofrecuencia es un tratamiento efectivo y seguro para los tumores renales pequeños, pero existe el riesgo de que algunas células tumorales permanezcan en el riñón después del procedimiento. Eso quiere decir que las posibilidades de recidiva son mayores que tras la cirugía.

A pesar de que es un procedimiento seguro en general, existe el riesgo de complicaciones. Las más comunes incluyen dolor alrededor de la zona tratada, y sensación de hormigueo o quemazón en la piel conocido como parestesia. También puede haber sangrado, y en raras ocasiones se puede requerir transfusión sanguínea. Tras la ablación por radiofrecuencia puede haber fugas de orina que se acumulen alrededor del riñón. Durante el tratamiento el uréter, el bazo, el hígado o el intestino pueden lesionarse.

Tras la ablación por radiofrecuencia las revisiones se realizan cada 3 meses. En ellas una TC o una RMN se utilizan para vigilar el riñón y descubrir a tiempo una posible recurrencia del tumor.

La ablación por radiofrecuencia puede repetirse si es preciso, en caso de recidiva del tumor o si el primer tratamiento no ha sido exitoso.

Fig. 1: Técnicas ablativas destruyen el tumor con calor o congelación.
Fig. 1: Técnicas ablativas destruyen el tumor con calor o congelación.
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