Si a usted le han diagnosticado un cáncer de riñón localizado su médico puede recomendarle tratarlo con una nefrectomía parcial, nefrectomía radical, vigilancia activa, ablación con radiofrecuencia o crioterapia. Cada técnica tiene sus ventajas e inconvenientes. La elección del tratamiento dependerá de su situación individual.
En esta sección se describen las distintas opciones terapéuticas, que podrá discutir con su médico.
Aquí se recoge información general, que no necesariamente se ajusta a sus necesidades específicas. Además tenga en cuenta que la situación puede cambiar de un país a otro.
¿Qué es un cáncer de riñón localizado?
El cáncer de riñón localizado se refiere a un tumor que se encuentra localizado en el riñón, sin extenderse a otras partes de su cuerpo. Puede tratarse de un estadio I ó II, dependiendo de su tamaño (Fig 1 y 2).
Opciones de tratamiento
La mejor opción de tratamiento de un tumor de riñón es la extirpación quirúrgica.
El tumor de riñón localizado se puede extirpar tanto mediante una nefrectomía parcial como una nefrectomía radical. Ambos procedimientos se pueden hacer por cirugía abierta o laparoscópica. Y, a su vez, la cirugía laparoscópica se puede hacer con la ayuda de un sistema quirúrgico robótico.
Mediante la nefrectomía parcial sólo se extirpa el tumor, dejando intacto el resto del tejido renal sano. Esta técnica se emplea siempre que sea posible. Si no es posible quitar el tumor y dejar el resto del riñón intacto su médico le recomendará realizar una nefrectomía radical. Ello significa que se quitará el riñón en el que está situado el tumor, junto con el tejido que lo envuelve.
En algunas ocasiones la cirugía puede no ser la mejor opción. Puede ser por edad, o por tener otras enfermedades, por ejemplo. Si el tumor tiene menos de 4 cm su médico puede proponerle realizar vigilancia activa. En esta opción su médico le programará un calendario de visitas para vigilar el tumor. Si el tumor continúa creciendo usted puede precisar algún tratamiento adicional. En ese caso la terapia ablativa puede ser una buena opción.
La terapia ablativa puede realizarse tanto con ablación con radiofrecuencia (ARF) o crioterapia. El objetivo de estas técnicas es destruir las células tumorales calentándolas (ARF) o congelándolas (crioterapia).
Estos son algunos de los temas que debería comentar con su médico cuando estén decidiendo su estrategia terapéutica:
- Su historia médica.
- Si hay casos de cáncer de riñón en su familia.
- Qué hay que tener en cuenta si tiene usted únicamente un riñón.
- Si su función renal es normal, o está previamente alterada por otras enfermedades como la diabetes o la tensión arterial elevada.
- Si tiene usted un tumor en uno o en ambos riñones.
- Los tratamientos disponibles en su hospital.
- La experiencia de su médico. Pregúntele sobre su experiencia con la opción terapéutica recomendada.
- Sus preferencias personales.
- El apoyo que tiene usted para el momento del tratamiento y durante la convalecencia.
Seguimiento
Tras la intervención se revisará con su médico. En esta visita se discutirán tanto los resultados de la intervención como el calendario de seguimiento. Solicite un plan de cuidados para que pueda saber que tan frecuentemente va a tener que acudir a las consultas, y qué clase de pruebas le van a realizar. Todas estas cosas dependerán de las características del tumor.
Escriba las preguntas que quiera hacer antes de la visita. Por ejemplo:
- ¿Se ha eliminado el cáncer?
- ¿Voy a necesitar algún tratamiento adicional? Y, si es así, ¿qué opciones se me plantean?
- ¿Qué pruebas me voy a realizar antes de las visitas de seguimiento?
- ¿En qué manera me va a afectar a mi calidad de vida el tratamiento y el cáncer de riñón?
Es importante que usted continúe acudiendo a estas visitas. Durante ellas su médico vigila su riñón para detectar a tiempo una posible recidiva. Es importante también decirle a su médico si nota nuevos síntomas. No dude en consultar con su equipo médico y preguntarles por cualquier síntoma nuevo que aparezca antes de la visita concertada.